A tres décadas de la tragedia conocida como el “estallido de Nagua”, organizaciones sociales, sindicales, gremiales y religiosas convocaron a la ciudadanía a participar en dos actos conmemorativos que tendrán lugar este fin de semana.
El sábado 4 de octubre, a las 7:00 de la noche, se oficiará una misa en el Santuario de Nuestra Señora de la Altagracia. Un día después, el domingo 5, a las 10:00 de la mañana, se realizará una marcha-caminata que partirá del parqueo del ITLA, en la avenida María Trinidad Sánchez, próximo al cuartel de los bomberos, y recorrerá varias arterias céntricas de la ciudad.
Las actividades rendirán homenaje a los dirigentes populares Juan Ramón Paredes, Pedro Lidio José, Carlos Abreu y Ezequiel Javier, quienes fallecieron el 4 de octubre de 1995 en el sector Río Mar, durante un episodio de protesta social que marcó profundamente la historia de la provincia María Trinidad Sánchez.
Demandas históricas aún vigentes
El abogado y activista social Pedro Baldera, dirigente del Frente Amplio y vocero de la convocatoria, explicó que los actos no se limitan a recordar a las víctimas, sino que buscan reafirmar una agenda de reclamos sociales que sigue pendiente.
“Los motivos por los que lucharon y se sacrificaron aquellos compañeros siguen teniendo plena vigencia”, indicó Baldera, al enumerar demandas como la rebaja en los precios de los alimentos y las medicinas, el combate efectivo a la corrupción, el castigo a los responsables de fraudes en instituciones públicas y el respeto a los derechos ciudadanos frente a abusos policiales.
A estas exigencias se suman otras de carácter comunitario, entre ellas la terminación del malecón de Nagua, el suministro de agua potable de calidad, la reparación de caminos vecinales y puentes destruidos, la construcción de un sistema de drenaje pluvial y cloacal, un nuevo mercado agropecuario y un parque infantil.
Los convocantes subrayaron que estas demandas han sido incluidas en planes de desarrollo en distintas administraciones, pero nunca ejecutadas de forma efectiva. “El pueblo no puede seguir esperando promesas incumplidas”, expresó el vocero.
Un suceso que marcó la memoria colectiva
La jornada de 1995, calificada por la prensa de la época como un estallido que “estremeció al país”, provocó un fuerte impacto en la conciencia social de Nagua. El duelo colectivo y la indignación que siguieron a la tragedia generaron un ciclo de movilizaciones que, año tras año, mantienen viva la memoria de los cuatro caídos.
En conmemoraciones anteriores, familiares y compañeros de lucha han sostenido su legado a través de actos cívicos y culturales. Incluso, se han producido materiales documentales y testimoniales que rescatan aquel episodio, entre ellos trabajos audiovisuales que han circulado en medios comunitarios y redes sociales.
Una conmemoración con sentido de unidad
La misa y la marcha del fin de semana pretenden ser espacios de recogimiento, memoria y acción cívica. En ellas se espera la participación de organizaciones sociales, populares y comunitarias que cada año mantienen viva la recordación de los hechos de 1995, al tiempo que insisten en que el Estado debe atender las necesidades de la población.
Los familiares de los dirigentes fallecidos, junto a compañeros de lucha y nuevas generaciones de activistas, se sumarán a estas actividades, que reafirman la importancia de recordar aquel 4 de octubre no solo como un episodio trágico, sino como un hito de la historia reciente de Nagua y de las luchas sociales en la República Dominicana.