El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, hizo una visita no anunciada a Kiev el lunes para reunirse con el presidente, Volodymr Zelenskyy, en un gesto de solidaridad unos días antes de que se cumpla un año de la invasión rusa en Ucrania.

Biden hizo declaraciones y se reunió con Zelenskyy en el Palacio de Mariinsky para anunciar una partida adicional de 500 millones de dólares en ayuda estadounidense y reiterar a Kiev el apoyo estadounidense y de sus aliados mientras continúa el conflicto.

“Un año más tarde, Kiev resiste. Y Ucrania resiste. La democracia resiste”, dijo Biden. La visita a Ucrania se producía en un momento crucial de la guerra, en el que Biden intenta mantener a los aliados unidos en su apoyo a Ucrania y se espera que ambos lados redoblen los combates con ofensivas de primavera.

Zelenskyy presiona a sus aliados para que aceleren la entrega de sistemas armamentísticos prometidos y ha pedido que Occidente proporcione cazas a Ucrania, algo que por ahora Biden ha rechazado.

La misión de Biden con su visita a Kiev -y después Varsovia- era subrayar que Washington está dispuesto a mantenerse junto a Ucrania “todo el tiempo que haga falta” para repeler a las fuerzas rusas, aunque los sondeos de opinión pública apuntan a que el apoyo en Occidente a proporcionar armamento y ayuda económica directa empieza a reducirse.

Para Zelenskyy, el simbolismo de tener a un presidente de Estados Unidos a su lado en tierra ucraniana poco antes del aniversario no era un detalle menor, mientras insistía a sus aliados en Estados Unidos y Europa para que proporcionen más armamento avanzado y aumenten el ritmo de las entregas.

El viaje ofrecía a Biden la oportunidad de ver de primera mano la devastación que ha llevado a Ucrania la invasión rusa. Miles de soldados y civiles ucranianos han muerto, millones de refugiados han huido de la guerra y Ucrania ha sufrido daños en infraestructura por valor de decenas de miles de millones de dólares.

El viaje también suponía un desafío al presidente de Rusia, Vladímir Putin, que había confiado en que su ejército tomaría Kiev en cuestión de días. Un año más tarde, la capital ucraniana sigue resistiendo y algo parecido a la normalidad ha regresado a la ciudad conforme los combates se concentraban en el este del país, pese a los ataques con drones y misiles de crucero contra infraestructura civil y militar.

Biden pudo ver un atisbo del terror con el que viven los ucranianos desde hace casi un año, ya que las sirenas antiaéreas sonaron en la capital justo cuando los dos mandatarios salían de una catedral que habían visitado.

Con aspecto solemne, continuaron imperturbables para colocarse ante un muro con homenajes a soldados ucranianos caídos desde 2014. Aunque los misiles tierra-aire occidentales han reforzado las defensas ucranianas, resulta inusual que un presidente de Estados Unidos viaje a una zona de conflicto donde Estados Unidos o sus aliados no tienen el control del espacio aéreo.

En un primer momento no estaba claro si Estados Unidos había notificado con antelación el viaje a Moscú para evitar cualquier error de cálculo que pudiera llevar a las dos naciones a un conflicto directo.

El ejército estadounidense no tiene presencia en Ucrania salvo por un pequeño equipo de infantes de Marina que protege la embajada en Kiev, lo que hacía la visita de Biden más complicada que otros desplazamientos recientes de mandatarios estadounidenses a zonas de guerra.

Había especulaciones desde hacía semanas sobre que Biden podría visitar Ucrania cerca del aniversario de la invasión rusa el 24 de febrero.

Pero la Casa Blanca había reiterado que no había planes de un viaje presidencial a Ucrania, incluso después de que se anunciara la visita a Polonia este mes. En la Casa Blanca, los preparativos se limitaron a un grupo relativamente pequeño de funcionarios por motivos de seguridad.

Biden salió con discreción de la Base Conjunta de Andrews cerca de Washington poco después de las 4 de la madrugada del domingo e hizo una parada en la Base Aérea de Ramstein antes de dirigirse a Ucrania. Otros mandatarios occidentales han visitado Kiev desde el inicio de la guerra.

En junio, el presidente de Francia, Emmanuel Macron; el canciller de Alemania, Olaf Scholz, y el entonces primer ministro de Italia, Mario Draghi, viajaron juntos en un tren nocturno para reunirse en Kiev con Zelenskyy.

El primer ministro británico, Rishi Sunak, viajó a Kiev en noviembre poco después de asumir el cargo. Esta es la primera visita de Biden a una zona de guerra como presidente.

Sus predecesores más recientes, Donald Trump, Barack Obama y George W. Bush, hicieron visitas no anunciadas a Afganistán e Irak durante sus mandatos para reunirse con tropas estadounidenses y los líderes de esos países.