Fue hace 485 años, un viernes 28 de octubre de 1538, cuando el papa Paulo III estampó su sello en la Bula In Apostolatus Culmine, que dio origen a la primera universidad fundada en el Nuevo Mundo, la que por una ley promulgada el 31 de diciembre de 1961 obtuvo el fuero que le otorgó su autonomía.

Por los claustros de la Universidad Primada de América, actualmente denominada Universidad Autónoma de Santo Domingo, pasó en estos casi cinco siglos una parte importante de la historia de nuestro país.

En sus aulas se formaron dirigentes sociales, políticos, economistas, profesionales de prestigio y hasta presidentes de la República.

Pero también, generación tras generación de estudiantes en su larga trayectoria de siglos, fueron partícipes activos de procesos que moldearon en cierta medida el país que somos hoy, con la historia de sus luchas, sus rebeldías y sus pasiones, precisamente porque la UASD ha sido siempre un espejo de la sociedad dominicana.

Esa universidad es hoy una enorme estructura que tiene cuatro recintos, doce centros regionales y dos subcentros distribuidos por todo el país, con una matrícula de más de 236 mil estudiantes en 2023 y que aumenta todos los años.

Como toda entidad académica de altos estudios, la UASD enfrenta desafíos que tienen que ver con su crecimiento y su capacidad de responder a los requerimientos de formación de sus profesionales, en consonancia con lo que el país y el mercado laboral necesitan.

Ha dejado atrás esa imagen de ser centro de las más intensas revueltas que sacudieron el panorama nacional hasta hace algunos años, y hoy es una institución que está cada vez más de cara hacia la sociedad y se adapta paulatinamente al uso de la tecnología en sus procesos académicos.

Es una academia activa y dinámica en la que una enorme masa de jóvenes, en su mayoría de escasos recursos, se forman cada día para insertarse en la estructura productiva del país.

Junto a nuestros parabienes ante este magno aniversario, vaya el deseo de que la UASD se constituya en el faro del conocimiento que la sociedad dominicana necesita para orientar su rumbo hacia el progreso, hacia la solidaridad, hacia la mejor educación de sus ciudadanos, y hacia la paz.