La Conferencia Episcopal del Haití denunció hoy la grave situación que enfrenta el país con el auge de la violencia y las pandillas y pidió ayuda de la comunidad internacional para luchar contra la inseguridad.

La entidad señaló que el crimen organizado se extendió a todos los departamentos y las principales ciudades, mientras que la región metropolitana de esta capital está controlada casi en su totalidad por grupos armados.

«La población es rehén de la violencia despiadada de las pandillas y sus aliados», lamentó la institución.

CRITICA A LA COMUNIDAD INTERNACIONAL

Asimismo, denunció la inacción y el silencio de las autoridades, así como la dilación de la comunidad internacional ante el pedido del Gobierno de desplegar tropas extranjeras para ayudar a la Policía Nacional a contrarrestar a las bandas.

El arzobispo de Puerto Príncipe, Max Leroy Mésidor, recordó que la inseguridad creciente y generalizada obstaculiza todas las actividades del país, entre ellas las de la Iglesia. «Está claro que no podemos luchar solos contra un mal que ha echado tantas raíces», afirmó.

Ante esta situación subrayó la urgencia de que la comunidad internacional no tarde más en adoptar una posición sobre la solicitud de asistencia militar y lamentó que el anuncio de Kenia de liderar un contingente en Haití quedó estancado en una serie de vetos cruzados.

Hace casi un año el Gobierno de Ariel Henry solicitó a Naciones Unidas desplegar tropas que permitan a la Policía enfrentar a las bandas que actualmente controlan más del 80 por ciento de la capital, según datos de la ONU.

Sin embargo, el apoyo aún no se concreta pese a la anuencia de la comunidad internacional sobre la grave situación de Haití.