En las últimas semanas se ha materializado un acuerdo que ilustra cómo se ha transformado la industria de desarrollar prospectos dominicanos en el último lustro; la elevación de los costos, el reparto del pastel y el riesgo a largo plazo en el que incurren los programas. 

Un entrenador se habría comprometido a pagar US$80,000 a un padre para preparar, representar y llevar hasta la firma a un niño que todavía tiene 10 años.

El acuerdo establecería que si el chico llega a firmar el entrenador recibiría el 50% del bono inicial. El prospecto es de la clase 2028, por lo que, de no incorporarse el draft internacional para el acuerdo laboral de 2026, estará hábil para ser reclutado por un equipo en enero de 2029.

El ya representante del niño, que pidió la omisión de su nombre y del menor para proteger su intimidad, explicó a DL que realizó una gran inversión en la investigación legal para comprobar la identidad del prospecto, dado que tanto en lo físico como en el desarrollo del juego luce muy avanzado para su edad real.

«Parece un niño de 13 o 14 años, pero realmente cumplirá 11 esta semana. Es un fenómeno, causará un revuelo cuando llegue el momento de firmar», dijo el entrenador.

El niño cumplirá los 11 años esta semana. Es oriundo de Santo Domingo Norte y su padre ya trabajó como preparador en un programa de donde han salido prospectos que firmaron por millones.

El preadolescente tendría cerca de un año concentrado en el complejo donde será moldeado en busca de la firma. Una academia localizada en Guerra, donde se han formado jóvenes que rubricaron firmas de hasta siete dígitos en el pasado reciente.

Si todo marcha bien, al técnico le tomaría siete años de trabajo con el niño antes de cobrar el dinero. 

«Hace unos años que los padres son los agentes de sus niños, ellos mismos negocian con los programas, pasan por encima a las ligas donde aprendieron y salen a mercadearlo. El programa que más ofrezca ahí se queda», dijo un agente cercano a la industria.

Más temprano

Los cazatalentos de las 30 organizaciones comienzan cada vez más temprano el proceso de evaluación de talentos. La estrategia les permite ganar pasos y ahorrar dinero al cerrar con anticipación a jugadores que proyectan disparar su valor en el mercado.

La táctica se hizo común en la industria una vez la Major League Baseball introdujo límites a los presupuestos para fines de reclutamiento internacional hace una década, entre otros objetivos, para evitar que los equipos de mercados grandes tuvieran ventajas sobre los más chicos. 

El gasto en el mercado aficionado mundial aumentó de US$74 millones en 2012-13 a US$156 MM en 2015-16, impulsada por la firma de cubanos «listos para jugar de inmediato en la MLB«. Y eso fue a pesar de un impuesto a los equipos que excedieron sus fondos de bonificación asignados.

Punto de quiebre

Pero los equipos aceleraron los preacuerdos tempranos una vez se sintieron «acorralados» por la MLB cuando se introdujo en 2017 el hard cap, un techo duro donde las sanciones al que exceda su asignación sufre penalidades mayores.

Ese 2016-2017 los equipos destinaron US$203 millones al fichaje internacional, un salto de US$50 MM con relación al año anterior.

Bajo esas nuevas reglas, los aficionados internacionales se redefinieron como menores de 25 años y con menos de seis años de experiencia profesional, en lugar de 23 años y menos de cinco años de experiencia.

Ese contrato laboral (CBA en inglés) impuso un límite mayor al gasto aficionado internacional, que lo dejó en US$150,5 MM en la mesa para ese 2027-2018. El año más reciente, 2022, el gasto quedó en US$166,2 millones.