El susurro del agua y el danzar de los árboles se convierten en la perfecta sinfonía que acompañan una mágica inmersión en un rincón de ensueño en Cabrera.
El Saltadero, un monumento natural que guarda en su seno una cascada que desde las alturas se desploma en una piscina natural rodeada de una exuberante arboleda tropical, todo esto justo en el corazón del casco urbano de Cabrera, en la provincia de María Trinidad Sánchez.
Es un refugio ideal para escapar del calor, una maravilla de la naturaleza. Allí, el aire se siente distinto, como si en sus pliegues escondiera un frescor ancestral.
La entrada es totalmente gratis, y aunque está ubicado a menos de 15 minutos del pueblo de Cabrera, la tranquilidad da la sensación de que se está a kilómetros de la ciudad.
No obstante, para acceder hay que haber escuchado del lugar o buscarlo en un localizador digital, porque en la autopista principal la que conecta el municipio cn Río San Juan o Puerto Plata no hay señalización. Aun así, llegar es fácil: las calles están pavimentadas hasta la entrada del monumento, donde hay un letrero al que el tiempo le ha consumido las letras.
Sin embargo, el sonido de la cascada y el viento sirven como notificación de que se está cerca.
Luego de caminar un estimado de un metro desde la entrada, se llega a un rincón fantástico donde está la cascada. Los jóvenes lugareños hacen exhibiciones de salto que sirven de espectáculo a los visitantes, quienes observan desde un puente colgante de madera.
Es necesario cruzar este puente y bajar una escalinata de madera con cerca de 80 escalones para poder sumergirse en esas aguas.
Allí, las piedras tienen un color único, que combinadas con el verde de la vegetación y el agua, dan el escenario perfecto para cualquier amante del arte que quiera plasmar la belleza de la naturaleza.
Un espacio de reinició
El monumento tiene varios charcos y cuevas.
Una de ellas está debajo de la cascada, a la cual algunos visitantes entran y otros toman arcilla de los alrededores para colocársela en el cuerpo y rostro como exfoliante para la piel.
En los años 80, esa arcilla era usada por los lugareños para limpiar sus “fogones” (espacio que se usaba para cocinas con madera seca, ahora es sustituido en muchas comunidades por las estufas).
También ese material se usaba para embellecer los pisos de tierra, cuenta Dinora Flete, residente en Loma Alta, quien rememora que anteriormente visitaban el lugar para obtener esas arcilla o barro y darse un refrescante baño.
“ Este lugar ha cambiado, está cuidado y acondicionado, ahora es un atractivo turístico de la zona visitado por cientos de familias”, manifestó al señalar que los fines de semana es más frecuentado el lugar.
Otras facilidades
El lugar tiene un pequeño estacionamiento con capacidad de hasta para 10 vehículos, y no cuenta con ventas de alimentos ni bebidas alcoholicas, pero no es necesario, ya que tiene cercanía con el casco urbano.
Además, es custodiado por guardaparques que vigila que los visitantes no dejen basuras en ese espacio.
Uno de esos es Juan Luis Henríquez, empleados del Ministerio de Medio Ambiente, quien se encontraba en la zona durante la visita de equipo de EL DÍA y explicó que la zona es segura para visitantes.
Área protegida
Según el artículo 18 del decreto 571-09, este monumento ubicado al norte de la provincia María Trinidad Sánchez fue creado “con el propósito de conservar uno de los saltos de agua más hermoso y singular del promontorio de Cabrera y brindarle una protección al balneario de agua dulce más atractivo del municipio.
Este monumento natural inicia en Caya Clara con el río Cigua y abarca 2.62 kilómetros cuadrados del municipio.
15 Minuto de trayecto.
Tiempo estimado en llegar del pueblo de Cabrera a la cascada natural.