En las próximas 36 horas, tres destructores estadounidenses equipados con el sistema de misiles guiados Aegis arribarán a aguas cercanas a Venezuela como parte de un amplio despliegue militar ordenado por Washington para “contrarrestar amenazas de seguridad en la región”, especialmente las provenientes de carteles de droga.

El movimiento naval se inscribe dentro de la operación anunciada la semana pasada por el Pentágono, que incluye el envío del Grupo Anfibio de Despliegue Inmediato Iwo Jima (Amphibious Ready Group) y la participación de la Unidad Expedicionaria de Marines (MEU).

Según fuentes de la administración estadounidense, la misión contempla el despliegue de unos 4.000 marines e infantes de marina, además de aviones espía P-8, un submarino de ataque y otros buques de guerra.

Se trata del mayor despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe desde la invasión de Panamá en 1989, y los activos movilizados operarán desde “espacio aéreo internacional y aguas internacionales”, con capacidad tanto para labores de vigilancia como para eventuales operaciones ofensivas selectivas.

Respuesta de Caracas

Ante este movimiento, el presidente Nicolás Maduro aseguró que Venezuela defenderá su soberanía marítima y territorial frente a lo que calificó como “amenazas de imperios extranjeros”.

“Nuestros mares, nuestros cielos y nuestras tierras las defendemos nosotros, las liberamos nosotros, las vigilamos y las patrullamos nosotros”, afirmó durante un discurso transmitido por televisión nacional.

En la misma línea, el ministro del Interior, Diosdado Cabello, afirmó que las fuerzas venezolanas también se encuentran desplegadas en el Caribe “para defender nuestro mar y territorio venezolano”.

Maduro anunció además la activación de un plan especial de seguridad que contempla la movilización de 4,5 millones de milicianos en todo el país, con el objetivo de “garantizar la cobertura de todo el territorio nacional” frente a lo que describió como renovadas “amenazas extravagantes y estrafalarias” de Estados Unidos.

Contexto regional

Aunque analistas señalan que el despliegue norteamericano es, en gran medida, una demostración de fuerza, la operación responde a la estrategia de la administración de Donald Trump de reforzar el combate contra el narcotráfico en el sur del Caribe, con énfasis en organizaciones señaladas por Washington como “narco-terroristas”.

La escalada militar añade tensión a las ya frágiles relaciones entre Caracas y Washington, en un escenario regional donde los ejercicios militares y los despliegues estratégicos reavivan el debate sobre soberanía, seguridad hemisférica y control del Caribe.