El asma es una afección crónica respiratoria en la cual se inflaman y estrechan las vías respiratorias de la persona que la padece, provocando un incremento en la mucosidad y dificultad para respirar. Este padecimiento no tiene cura, pero puede ser tratado.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), es muy común en la población infantil. Asimismo, hasta 2019 determinó que aproximadamente 262 millones de personas la padecen en el mundo.
La OMS también destacó que la enfermedad se diagnostica y se trata con menor frecuencia de la que debería, principalmente en países de menores recursos.
Según la Iniciativa Global para el Asma (GINA), una organización colaborativa de la OMS, desde hace mucho tiempo existen brechas en el acceso al diagnóstico, medicamento y a la información de esta enfermedad, por lo que desde 1998 organizaron el Día Mundial del Asma para crear conciencia al respecto.
En este año, la actividad en torno a la efeméride tiene como lema “La educación sobre el asma empodera” y su principal objetivo es “empoderar” a las personas con el conocimiento de la enfermedad para que sepan cómo tratarla y manejarla. De este modo conocerán cuando es preciso poner su estado en manos de especialistas.
Síntomas y causas
Además de la mucosidad y la dificultad para respirar, el asma puede provocar tos, dolor o sensación de opresión en el pecho, sibilancia al exhalar hasta problemas para dormir, los cuales vienen derivados de la presencia de otros síntomas como la tos.
De acuerdo con la OMS, dentro de las posibles causas de este padecimiento se encuentran las alergias como rinitis o eczemas. La herencia es otro de los factores, ya que si se tienen familiares cercanos como padres o hermanos con la enfermedad, se tiene mayor riesgo de padecerla.
También influyen otros factores como la prematuridad, que pueden desencadenar este padecimiento. Además, la exposición a alérgenos y sustancias irritantes del entorno, inclusive la obesidad.