El registro de presos fallecidos durante la serie de motines simultáneos que se registran en Ecuador se elevó este viernes a tres, según informó el Servicio Nacional de Atención Integral (SNAI) a Personas Privadas de Libertad, la agencia penitenciaria del Estado.

El tercer deceso informado ocurrió en la cárcel de Cuenca, una de las seis en las que hasta el momento se registran motines donde los reclusos tomaron como rehenes a más de 150 funcionarios de prisiones, la gran mayoría guardias carcelarios.

Más temprano fueron arrojados desde el interior de los recintos penitenciarios los cadáveres de dos reclusos en las prisiones de Machala y Azogues, según confirmó también el SNAI.

Posteriormente las Fuerzas Armadas retomaron el control de la prisión de Machala, en la sureña provincia de El Oro.

Hasta el momento se mantienen los motines en las cárceles de la norteña ciudad de Esmeraldas, las céntricas Latacunga y Ambato y las sureñas Cuenca, Azogues y Loja.

En la ciudad de Latacunga, un grupo de familiares se concentró para reclamar al Gobierno la liberación de sus parientes tras cuatro días retenidos en el interior de la prisión.

Sin embargo, el Ejecutivo se mantiene en la postura de no negociar tras haber declarado el «conflicto armado interno» luego de la sucesión de acciones violentas del crimen organizado desarrolladas el martes, donde además de los motines se registraron explosiones, secuestro y asesinato de policías y el asalto armado a un canal de televisión.

Con esa declaración las bandas criminales pasaron a ser consideradas por el Gobierno como grupos terroristas y actores no estatales beligerantes, y por lo tanto objetivos militares a ser neutralizados.

La crisis de violencia ha dejado al menos 16 fallecidos hasta el momento, entre ellos dos policías que fueron asesinados el martes.

Los hechos se suscitaron cuando el Gobierno del presidente Daniel Noboa se disponía a poner en marcha su plan para recuperar el control de las cárceles ecuatorianas, muchas de ellas dominadas internamente por estos grupos delincuenciales, cuyas rivalidades han dejado más de 450 presos asesinados desde 2020 en una serie de masacres carcelarias.

Esa violencia también se ha trasladado a las calles hasta hacer de Ecuador uno de los países más violentos del mundo con 45 homicidios intencionales por cada 100.000 habitantes en 2023.